La belleza, Midnight in Paris, de Woody Allen

midnight-in-paris-posterAcabo de salir de ver por segunda vez «Midnight in Paris», la última película de Woody Allen. La vi el fin de semana en versión doblada y he aprovechado un viaje relámpago a Madrid para verla en versión original, y parece que he visto dos películas distintas (prometo no ir más a ver cine doblado). «Midnight in Paris» en versión original es una auténtica delicia. La última gran película de Woody Allen que vi fue «Match point», una obra maestra que no es sino la repetición de otra de sus obras maestras «Delitos y faltas» —cómo se le puede complicar la vida de improvisto a una persona corriente—, así como «Midnight in Paris» también me ha recordado a otra de sus grandes películas «La rosa púrpura de El Cairo» —cómo se puede huir de la realidad buscando en la ficción o en pasado—; y es que en el fondo, como dicen todos los talleres literarios (y el explosivo personaje de Hemingway en «Midnight in Paris»), no importa el tema que se trate, todo está ya mil veces contado (no hemos inventado nada, nos amamos, con palabras, que otros se dijeron ya —dice la canción—), lo que importa es cómo se traten los temas, y por tanto la manera en la que éstos llegan al receptor.

En una entrevista en El País de hace unas semanas Philip Roth decía que cada escritor tiene unos cuantos temas sobre los que siempre escribe, y Woody Allen tiene los suyos. Tanto en «La rosa púrpura de El Cairo» como en «Midnight in Paris» el tema es la vida imperfecta, nuestro presente no es el que nos gustaría vivir, y se nos hace absolutamente necesario buscar vías de escape. Y tratando (de la manera en que lo hace) este tema tan real y tan humano «Midnight in Paris» se hace magnífica: Magnífica por esa recreación vitalista del París de los años 20.  Magnífica por el dilema del protagonista, seducido por ese otro mundo al que quiere ir y la realidad de la que quiere escapar (y a la que debe obligatoriamente volver). Pero sobre todo magnífica por los diálogos: no hay una palabra de sobra en todo el guión y cada frase que dicen sus protagonistas evoca un enorme significado. Es una película para ver varias veces, para que no se te escape nada.

Cuando termina una película como ésta siempre viene lo peor, lo que decía Terenci Moix, cuando sales a la calle, desaparece la ficción y te tropiezas con la realidad cruda a la que perteneces, esa realidad a veces puta que analizaba con el escritor Ignacio del Valle la noche en la que presentamos «La ciudad de las miradas» en Oviedo. Una vez terminada la presentación: la cena y las copas, un tête a tête para mí magnífico en el que nosotros también teníamos nuestros temas (y nuestra manera de abordarlos): el presente, lo que anhelamos, lo que queremos evitar o de lo que queremos escapar, en fin, la condición humana, las películas de Woody Allen. Y entonces ¿qué nos queda? —le pregunté a Ignacio dando el penúltimo sorbo a mi vaso de ron—, ¿qué perseguimos? Y él respondió sin pensárselo demasiado que la belleza, nos queda perseguir la belleza. Muchas veces he vuelto a esa frase, la belleza como forma de plenitud, ya que nombré a Philip Roth, terminar de leer subyugado «La mancha humana» es la belleza, y abstraerte de la realidad hora y media viendo «Midnight in Paris» también lo es.

10 comentarios

  1. hace poco escuché una frase sobre la belleza. Creo que fue en el programa Redes de Eduard Punset, cuando uno de los científicos que suele entrevistar le dejo esta perla:

    «LA BELLEZA ES UNA PROMESA DE FELICIDAD»

    y es que, continuaba explicándose, cuando vemos algo o a alguien bello o bella, siempre nos sugiere buenas sensaciones como vitalidad, salud, éxito y todo lo que evoca formas de felicidad. Habría que concluir que la felicidad está en la propia búsqueda eterna porque nunca se llega a alcanzar, sino acaso por un corto ratito.

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    • Rafa, he estado comentando por email el artículo con una amiga que decía que la belleza no está en las cosas, sino en las personas que saben apreciarlas, una persona que sabe apreciar la belleza, según mi amiga, es bella en sí, y por eso para ella la belleza no es una promesa, sino una realidad. En fin, es una opinión, pero a ver si escribo otro artículo sobre la belleza, ya que la belleza bien merece más reflexión.

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  2. En fin, Pablo, por lo pronto has conseguido que quiera ir lo más pronto posible a ver Midnight in Paris, y que quiera leer en seguida La mancha humana.
    Después he pensado en qué entendemos por belleza cada uno de nosotros y cómo lo relacionamos con la felicidad…Es muy subjetivo, pero, efectvamente, todos buscamos la belleza, entendida no solo como la apariencia estética agradable a la vista, sino como «lo bello» en todo lo relativo a nuestra vida: belleza en las relaciones, en el lenguaje, en cada cosa que hacemos y que construye nuestra vida.
    En mi caso lo equiparo bastante a «lo bien hecho», «lo que me produce satisfacción personal»…desde una conversación con alguien interesante, a una mirada significativa, una canción que me conmueve, una comida gustosa, un poema bien escrito, …acabar cada día tranquila, satisfecha de lo que ha pasado hoy, aunque falte mucho para lo que quiero conseguir mañana.
    Como bien dices, es la búsqueda de la plenitud lo que nos ocupa, y en esa búsqueda se nos va la vida. Lo importante es saber disfrutar también de la búsqueda, como tú, disfrutando por ejemplo de una película bien hecha.

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    • Coincido Susi, en lo que defines como belleza, la belleza puede ser una buena película, un cuadro, o incluso una conversación interesante, y todas te dan plenitud, al final, al menos en mi caso, acaban siendo esos momentos los que te generan mayor plenitud, y por tanto estoy de acuerdo con lo que decía Ignacio del Valle, que lo que nos queda, o lo que nos salva, es buscar la belleza.

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  3. Querido Pablo:
    ¡No te imaginas cómo me ha gustado lo que has escrito sobre «Midnight in Paris»! Tocas el poema, hablas de la belleza, de la delicadeza que tanta falta nos hace hoy en día, en las relaciones humanas ¿Recuerdas que hace dos semanas hablábamos de hacer un viaje a Paris, todos juntos? Me doy cuenta que el sueño es viajar a la belleza, París es para muchos la idealización de una ciudad hermosa y es que tenemos tanta necesidad de respirar lo bello, de ser felices, de soñar. Woody Allen nos ha acompañado a lo largo de nuestras vidas, desde la risa y la parodia a los momentos más bergminianos o fellinianos ¿Has visto «Otra mujer»? A mí, su visión me cambió la vida, la sensibilidad de Allen y la maravillosa actriz Gena Rowland me despertaron del desencanto de mis, entonces, cuarenta años y me transmitieron la esperanza de saber que nunca es tarde para volver a empezar.
    A tí te siento cada vez más sensible e inspirado. No dejes nunca de escribir.

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    • Querido Alfonso, sí, vi «Otra mujer», una de las películas que más me impresionó de Allen, la vi hace mucho tiempo, y recuerdo que la vi dos veces, porque al día siguiente volví a verla, eso lo he hecho pocas veces, lo de ver una película y volver a verla al día siguiente. Lo hice con «Otra mujer», y con «El club de los poetas muertos», cuando era un joven de 20 años que se identificaba con el joven veinteañero protagonista. París, una amiga comentó en el Facebook lo siguiente: «Si tienes la suerte de haber vivido en París cuando joven, luego París te acompañará, vayas adonde vayas, todo el resto de tu vida, ya que París es una fiesta que nos sigue.» (E.Hemingway). Yo también viví en París y siempre quiero volver, cierto, tenemos que hacer ese viaje juntos.

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  4. Totalmente de acuerdo con la crítica (fabulosamente escrita por cierto) de Pablo sobre la película. He de decir que al principio me aburrió un poco, que tardó un poco en arrancar, pero luego es totalmente de Woody Allen y el giro que da (la película dentro de la película) y el mensaje es de los que dejan poso. Pues eso, que no se la pierdan y que vivan el momento porque «no todo tiempo pasado fué mejor», sino que probablemente es lo contrario.

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  5. Pablo,

    también habría que hablar de la belleza interior, la que no se aprecia a simple vista, sino que se transmite mediante un gesto, una mirada, una sonrisa que hace cambiar totalmente la percepción que podemos tener de alguien en cualquier momento y que nos sorprende por inesperada.
    La opinión subjetiva que nos formamos esta influida por la imagen de belleza que nos seduce. Un ejemplo claro esta en los anuncios publicitarios en los que nos presentan a personas bellas que utilizan determinado producto, una marca de coche, un perfume, etc.
    La verdad es que sobre el concepto de belleza se podría hablar y escribir durante toda la vida. Ahora me viene a la mente la película » La vida es bella » y como Benigni inventa historias para suavizar la percepción de los niños sobre la realidad del campo de concentración nazi y nos hace reflexionar.

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  6. Qué bueno. Esta mañana te escribía lo que había disfrutado leyendo a Salinger en V.O. y ahora me meto en tu blog y veo esta entrada. Sí, el cine, la literatura, e imagino que muchas cosas más «saben» mejor en V.O.

    Yo como María Jesús, con La mancha humana lista pa empezar.

    Un abrazo,

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